Cuando estudiamos uno de los mayores peligros que corremos es el de mantener los errores que encontramos, a pesar de corregirlos en el momento e insistir con su repaso. Seguro que os habrá ocurrido en multitud de
ocasiones: repasar una parte en particular del material y al hacerlo mentalmente confundir un dato en todas las
ocasiones.
Pasa mucho con fechas, autores y nombres de teorías, y repasarlos repitiéndonos continuamente la corrección, aunque intuitivamente nos parezca lo más adecuado, es la peor solución posible.
Un dato concreto que repasemos se situará de forma aislada en nuestro mapa conceptual de lo que hemos estudiado. Esto quiere decir que centrándonos tanto en él no se encontrará asociado a otras partes del material, teniendo que prestarle una atención mucho más consciente que con el resto de conceptos. Este es el problema: tenemos tan automatizada la parte errónea como el resto del material, siendo el error lo que surge de forma natural.
Queda dentro de nuestro mapa el error, lo que hace que sea mucho más complicado de sustituir ya que nos encaja perfectamente. Suele pasar cuando los conceptos tienen nombres parecidos, o hay una información completamente ajena al estudio (algo tan simple como el nombre de una película mismamente) que se relaciona con él y hace que se mantenga con el tiempo.
La solución es ampliar la información relacionada con el error que cometemos, es decir, si por ejemplo nos confundimos siempre con una fecha concreta en vez de repetir mecánicamente ese año le añadiremos todo lo que hay alrededor de él. Es mucho más costoso aparentemente, y podemos pensar que el resto nos lo sabemos bien y que solo necesitamos insistir mucho en corregir ese detalle, pero la realidad es que cuanta más información se
asocie una con otra más fortaleceremos la parte correcta, ya que unos conocimientos se unirán a otros permitiéndonos crear el mapa antes mentado.
Para facilitarlo podemos incluso usar la elaboración, es decir, relacionarlo con algo muy personal, como una historia, que nos ayude a recordarlo inmediatamente. Son muchas las posibilidades que tenemos para evitar utilizar la mera repetición, agradeciéndolo en el momento en el que nos examinemos.