El error de usar amuletos personales para los exámenes

Hay muchas personas que utilizan distintos tipos de amuletos personales para afrontar los exámenes. Llaveros únicos, estampitas, fotos de familiares, muñecos… la lista es interminable cuando comenzamos a recopilar datos.

Incluso hay productos hechos específicamente para darnos buena suerte, los cuales son muy populares en época
de exámenes. Pero tienen una base muy perjudicial para nuestro rendimiento y nuestros resultados posteriores, base que debemos tener clara a pesar de que los usemos porque pueden pasarnos factura con el tiempo.

El uso de amuletos se basa en una relación de contingencia, es decir, en haber asociado unas consecuencias positivas a dicho amuleto sin causa alguna real. La mayoría de veces se debe a una relación
temporal, donde casualmente lo hemos llevado con nosotros y hemos obtenido buenos resultados, por supuesto producto de nuestro esfuerzo, no del amuleto.

El problema viene cuando dicho amuleto se vuelve esencial para nosotros, convirtiéndose en causa y explicación de muchas consecuencias.

Si no obtenemos la nota que esperábamos es porque el amuleto ha fallado esta vez, o si no hemos trabajado duro no preocuparnos por tenerlo. Puede parecernos exagerado pero este tipo de pensamientos interfiere en la valoración real de lo que ha ocurrido en cada caso particular ya que protege nuestra autoestima; es mucho más sencillo echarle la culpa a algo externo con una sonrisa que reconocer que no nos hemos esforzado, ¿verdad?

Por otra parte muchos de estos amuletos sirven para reducir la ansiedad, algo tremendamente perjudicial si se torna por costumbre. Si no nos vemos preparados, si dudamos de nosotros mismos o si creemos que no podemos estudiar todo el material recurrimos a desear que nos dé suerte, impidiendo que valoremos de forma objetiva lo que está ocurriendo.

Al evitar la ansiedad de este modo nos quitamos la preocupación de lo que ocurre, sin buscar más solucion que la que se nos haya ocurrido hasta ese momento.

Una vía de escape que aunque puede usarse como una forma de relajarnos en los momentos previos a hacer la prueba es mejor reducir todo lo que podamos, por la facilidad que tiene de convertirse en algo habitual. Recordad, basta con una sola experiencia positiva para que establezcamos la relación.

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