La importancia de la motivación al estudiar

El concepto de motivación siempre se ha tratado de una forma muy difusa, cuando es realmente uno de los pilares para poder estudiar en condiciones. Mostrar interés por lo que estudiamos, esforzarnos por ello, establecer metas de futuro son algunos de los resultados que obtenemos cuando estamos motivados en lo que hacemos.

La falta de motivación reduce enormemente nuestro rendimiento, llegando a convertir sesiones de varias horas de estudio en apenas minutos de tiempo real concentrados. Por ello debemos aprender a valorar nuestra motivación y, en caso de no salirnos resultados positivos, saber cómo superar esta percepción.

Nuestros propios logros son la mayor fuente de motivación posible. Esto significa que no solo debemos establecer unas metas intermedias como ya vimos, también tener un continuo control sobre nuestros resultados diarios.

La información es nuestra mayor aliada en el momento de evaluarnos, y si no disponemos de ella las valoraciones que realicemos se basarán en nuestra percepción personal de cómo estamos afrontando los estudios, habitualmente distorsionada y que inevitablemente acabará menoscabando nuestra autoestima.

Una meta tan pequeña como estudiar las horas que nos habíamos planteado ese día aumentará nuestra motivación, lo cual nos ayudará a estudiar al día siguiente en un ciclo muy beneficioso para nuestro rendimiento personal.

A su vez es interesante diferenciar en este punto entre motivación intrínsenca, buscando básicamente el placer por la tarea que realizamos como meta principal, de la motivación extrínseca, donde nos movemos por un beneficio externo como es en este caso obtener una buena nota o acabar la carrera. La motivación intrínseca es la que más nos ayudará a esforzarnos en el estudio por lo que es importante que valoremos hasta qué punto nos gusta lo que estudiamos y, de salir una valoración negativa, buscar los aspectos positivos que podemos encontrar en ellos.

Aunque puede sonar cerca de lo transcendental es el camino a seguir en los momentos duros de trabajo, donde no sepamos qué estamos haciendo y pasen las horas sin que sean realmente productivas. No por ello debemos menos preciar la motivación extrínseca, ya que será la más tangible en el momento de haber conseguido cumplir nuestros objetivos.

Deja un comentario